miércoles, 23 de mayo de 2012

ALEJANDRO BARRERA: ¿Aún es culpa de la cuarta?


Venezuela 2012: “Juan” un honesto chofer de vehículo por puesto cuenta a sus pasajero sobre un asalto del cual fue víctima la semana anterior mientras a causa del calor decide irrespetar la rojiza señal de detención del semáforo en la avenida, “Luis” cansado después de una completa jornada laboral se molesta por la acción del desconocido chofer, malhumorado pisa el acelerador hasta velocidades no permitidas, pierde el control de su vehículo y el incidente se convierte en accidente al ocurrir la muerte de un inocente peatón “Roberto” que tranquilamente se dirigía hacia su casa y su familia, veamos, ciertamente es una cadena de incidentes que culmina en muerte, desde cierto punto de vista, dicha cadena de acontecimientos empieza en el semáforo, pues es la causa de la rabia de Luis, sin embargo, ¿podría esto en alguna mente eximir a Luis de la culpa sobre la muerte de un inocente? Imposible, ni en un millón de años.

Si con este pequeño y ficticio ejemplo, podemos percatarnos de una realidad tan absoluta y definitiva como el transcurrir del tiempo o la salida del sol, ¿Por qué perdemos en ocasiones nuestra capacidad de asociación y comparación en temas de la actualidad?, ¿o acaso la tenemos y nos cohibimos de utilizarla? De ser esta última nuestra realidad pues estaremos condenados a siempre sufrir en silencio.
Si la influencia de eventos anteriores no puede excluirnos de la culpabilidad en una acción perjudicial, ¿porque puede el actual gobierno utilizar las gestiones de otros gobiernos como excusas para justificar las fallas críticas que hoy existen en nuestro país?

Falla en el sistema eléctrico, falla en el suministro de agua, falla en la distribución de gasolina, pobreza, inseguridad, impunidad, corrupción, fallas en el sistema educativo, fallas en salud, infraestructura pobre, en resumen, infinidad de “fallas” actuales que “increíblemente” siguen siendo culpa de la IV república…. Si, después de casi 14 años es increíble que nada de eso haya podido solucionarse.

Pronto, todo político entenderá que el poder no está en la fuerza armada nacional, en el palacio de gobierno, o el tribunal supremo de justicia, el poder está en la calle, en los corazones de un pueblo que poco a poco despierta y toma conciencia de la pesadilla en la que ha vivido por décadas. No es ingenuidad, toda Venezuela conoce los delitos cometidos por los anteriores gobiernos y cada vez es menor la cantidad de gente que los defiende, prueba de esto es la existencia de la supuesta V República, que francamente comparte su esencia y sus principales características con su predecesora.

Lo que pedimos, lo que exigimos, es que cada quien tome responsabilidad sobre sus actos y como en un sistema judicial eficiente el culpable se atenga a las consecuencias, ya nadie cree que en 14 años no pudieran haberse hecho mejoras en el sistema eléctrico nacional,  mejoras que evitarían los racionamientos y en efecto, la rabia e indignación de muchos Venezolanos. Debe ocurrir un desastre para darnos cuenta que se podía prevenir, debemos estar en crisis para buscar solución a los problemas, señores y ¿qué ha sucedido con la Planificación? Ese olvidado ideal de pensar antes de actuar que ya no existe en nuestro país, el resultado: “Ruina Total” y un largo período de recuperación para nuestra pequeña Venezuela luego del 7-O.

La esperanza debe mantenerse, esperanza de un líder que valore la opinión de su pueblo y se apoye en él, un líder que genere trabajo en vez de limosna, una persona que promueva la unidad y el diálogo en vez del odio y la discordia, pero sobre todo un Gobierno que garantice la transparencia de su trabajo y muestre siempre su verdadera cara; ese líder será amado y respetado. Será grande.

 
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